Algunas personas cuentan que de estas cuevas han salido en varias ocasiones unos enormes perros de color negro brillante e incandescentes ojos, que despedian roja luz en la negra oscuridad de la noche.

 

En sus peludas patas llevaban asidas largas cadenas, las cuales al ser arrastradas en el produndo silencio de lanoche, producían un metálico ruido, que, unido a los profundos y lastimeros aullidos que proferían, helaba la sangre de los pocos que los hayan oído.

 

Sus veloces salidas siempre las efectuaban durante las altas horas de la noche, cuando las calles estaban desiertas y las pacíficas gentes dormían apaciblemente. Aquellos que, casualmente, se encontraban despiertos, e imprudentemente se asomaban a las puertas o ventanas de sus casas, quedaban horrorizados ante tales visiones, encerrándose en ellas tan presto como podían.

 

Dicen que efectuaban un recorrido, ocupando todo el camino, hasta las esquinas de la Calle San Antón, donde se paraban y permanecían hasta cerca del amanecer, momento en el que furiosamente regresaban a sus cuevas.

 

Se ha dado muchas interpretaciones a estas horripilantes apariciones. Unos dicen que son espíritus malignos que, en señaladas ocasiones, salen de sus infiernos para retar a las nobles gentes del pueblo, otros que son almas en pena en un constante peregrinar, y finalmente hay quien opina que son las personas encantadas por "La Giganta" que toman forma de estos terribles animales.

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