EL ZANCO

 

Con este nombre las monjas designaban al sonido de pasos que las religiosas percibían, a veces, antes de la muerte de una de ellas. Este ruido era el de unos golpes, parecidos al de los pasos de una persona, que se paraba al lado de la cama de la que había de morir, si ésta se encontraba en el dormitorio, en la fila del coro si era la hora de los cánticos, o detrás del asiento del refectorio durante las comidas.

 

Se decía que esos pasos era la advertencia que hacía "Martinillo Zancajo" a las monjas para que se prepararan convenientemente en la hora de su muerte. En otra leyenda, ha hablamos de este legendario personaje, protector de la comunidad de religiosas del convento.

 

Aunque hay dudas de a qué personaje histórico corresponde el protagonista de esta leyenda, las monjas del convento aseguran terminantemente que este protector es don Martín de Córdoba, marqués de Cortes y Comares, Virrey de Navarra y Gobernador General de la Plaza de Orán. En efecto, este noble, famoso en la España de finales del siglo XVI por sus hazañas guerreras, ha sido el único hombre que ha vivido de forma continuada dentro del recinto del monasterio. Siendo una de sus hermanas abadesa, cuando quedó viudo, y, ya anciano, mandó construir un sencillo aposento y una capilla que comunicaba con él. Allí vivió, llevando una vida de penitencia, los últimos años de su existencia. La capilla estaba dedicada a San Martín y en ella fue enterrado. En esta capilla hubo un gran retrato suyo, de la escuela de Ticiano, y estaba cerrada por una reja de singular mérito en la que figuraba el año de su muerte (1.602) y su escudo formado por las tres fajas de color rojo de los Fernández de Córdoba, y la cabeza de un moro encadenado, motivo éste que le fue concedido por haber apresado a un rey árabe en el Norte de África.

 

Fuentes: Alcaudete Leyendas, Cancionero y Aspectos Literarios

Antonio Rivas Morales

 

Loli Molina

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