EL CASTILLO

 

Técnicas constructivas

 

En la construcción del castillo y a lo largo de los siglos se han utilizado diferentes materiales y técnicas constructivas dependiendo de la función y uso de los edificios así como de los recursos económicos disponibles.

 

Algunas de las más utilizadas en la época medieval son las siguientes:

 

La mampostería: obra que se hace con piedras desiguales o toscamente talladas unidas con mortero o argamasa[1] y colocadas de forma irregular, sin formar filas. El resultado son muros muy fuertes, resistentes a los golpes y a la humedad. Su construcción es relativamente barata.

 

El tapial: Es una mezcla de pequeñas piedras, arena, cal y agua que se coloca en moldes de madera hasta que se seca. Una vez secas se retiran los moldes y colocan en otro lado para seguir construyendo el muro. Es una técnica muy barata pero poco resistente a la humedad y a los ataques de la artillería.

 

La sillería: Obra que se hace con piedras talladas en forma de prisma regular, dispuestas en fila, una sobre otra y unidas sin mortero o con muy poco. El resultado es muy estético y fuerte, pero muy caro.

 

Los muros de ladrillo: Obra que se hace con ladrillos de barro cocido colocados regularmente y unidos con mortero. Las paredes son frágiles y su construcción cara. Se utiliza para superficies curvas y tabiques.

 

Fuente: Cuaderno de trabajo de la ruta  de los castillos y las batallas.

 



[1] El mortero o argamasa es una mezcla de cal, arena, tierra y agua que se usa para pegar las piedras, sillares o ladrillos del muro. Actualmente el mortero más usado se hace con cemento, agua y arena. Antes de que se fabricara el cemento se utilizaba la cal que al secarse pegaba entre sí la arena y las piedras. Si se usa sola o poco mezclada, protege e impermeabiliza las superficies