HIGOS Y BREVAS

'En tiempo de higos, no hay amigos'. Una de las sentencias más populares del refranero español deja bien claro que éste se trata de uno de los frutos más apreciados por  los comensales, y también de los más breves. Su periodo de consumo es extraordinariamente corto, ya que no madura si se recoge verde y es pasto de los pájaros cuando se pasa un poco de tiempo en el árbol. Del higo se dice también que es más rico aquél que presenta mayor grado de deterioro, puesto que sus carnes se hacen más blandas y van endulzándose a medida que maduran.

Su origen radica en Asia Menor, en los alrededores del Mar Egeo, y fue consumido con aprecio por algunas culturas como la egipcia. Al igual que el algarrobo, el almendro y el olivo, el higo se encuentra muy arraigado a los secanos mediterráneos. El fruto de la higuera es blando, piriforme y lobulado, su piel suave puede ser verdosa, negra o morada y el sabor resulta dulce.

Las higueras cultivadas se clasifican según arrojen una o dos clases de frutos al año. Por un lado, existen las bíferas o brevales, que dan brevas en junio y julio –«por San Juan brevas y por San Pedro, las más buenas»– e higos en agosto, septiembre y octubre –«por San Miguel los higos son miel»–. Por otro, están las higueras comunes, que sólo proporcionan una cosecha en agosto y septiembre. Las primeras son más apreciadas y su cultivo se va extendiendo, mientras las otras son las que existen de forma espontánea en muchos huertos.

El higo aporta muchos azúcares y apenas proteínas y grasas, bastantes fibras; es muy rico en calcio y potasio, y menos en hierro y magnesio. Contiene betacarotenos o provitaminas A, un poco de C y grupo B con ácido fólico, y muchas calorías (unas 100 por 100 gramos). La presencia de fibras, betacarotenos y vitaminas C antioxidantes hacen que se considere una fruta saludable. Energético, tonificante y remineralizante, el higo es diurético cuando es fresco y supone un buen tratamiento del estreñimiento en combinación con la ciruelas.

La digestibilidad depende de su madurez, de su grado de acidez y el contenido en celulosa, y por ello, es muy importante comerlo maduro. Por su riqueza en azúcares convienen a deportistas, niños y mayores, pero, eso sí, están formalmente contraindicados en las personas obesas.

 

 

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