De la cultura romana se han encontrado tres asentamientos: en el cortijo de Arroyo Ahillo, cortijo de la Tejera y huertas de Espejo.
J. Ruiz Jiménez, habla de la existencia de un núcleo de población, al parecer iberorromano, al pie de la Sierra Ahillos y distante una media legua del actual Alcaudete, en el cortijo de Arroyo Ahillo, para lo que se basa en el hallazgo de restos que parecen indicar la existencia de un foco de villas agrícolas, con restos de cerámica, un sarcófago plano y una lápida sepulcral epigrafiada, realizada en mármol cardeno, en la que se nombra el municipio de Fravasosón, que parece denotar el nombre romano de Alcaudete, que seria "Fravasosón"; la inscripción en concreto es la siguiente:
La traducción que da Argote Molina así como la interpretación es: "Quinto Valerio Optato, sacerdote perpetuo de los emperadores, habiéndole concedido los del gobierno del municipio Fravasosonense de los pueblos ligitanos por decreto público que comiese en los convites públicos y dándole lugar señalado en que pusiese estatua y las de su mujer e hijos, él las mandó poner".
Con ello Argote Molina, con pocas posibilidades de error, deduce que el nombre de Fravasoson es el que designaba la ciudad romana que se encontraba en lo que hoy son las afueras de la ciudad por su lado E.
La traducción debida a Masdeu es la siguiente: “El orden o Magistrado del Municipio Fravasosona, en los Ligitanos, en agradecimiento a los beneficios públicos de Q. Valerio Optato, seviro augustal perpetuo, ordenó cenas públicas y señaló lugar en que se erigiesen estatuas a él, a su mujer y a sus hijos, y el cuido de que pusieran en lugar señalado”.
Si consideramos que el lugar del hallazgo de la inscripción señalada fuese el enclave del Municipio Fravasoson, cosa probable pero no demostrada, se podría pensar que dicho núcleo de población se pudo asentar en lo que hoy es Fuente Amuña y Cerro de los Santos o en sus proximidades. Esta hipótesis se puede fundamentar en que la lápida a que nos estamos refiriendo apareció al pie de la Sierra Ahillos y a media legua de Alcaudete (aproximadamente 2,5 Km.) y que sólo en los dos lugares antes expresados, al menos de los que tenemos noticia, han aparecido restos iberorromanos.
Aunque existen numerosos vestigios de esta época en el término de Alcaudete, solo podemos considerar como focos de población de cierta importancia uno que debió estar hacia la parte N. y E. del pueblo actual (Parque de la Fuensanta, Protegidas, Barrio de Belén) y no sobre los antiguos poblados. La necrópolis se encontraba por el actual campo de fútbol y la gasolinera del Ruedo, pues se han hallado restos de tumbas, monedas, piedras de molino, espadas y cerámica en esta zona. En 1960 se encontró una lápida sepulcral con la siguiente inscripción:
La traducción es la siguiente: “Consagrado a los dioses Manes, Lucio Cecilio Severo, hijo de Cayo, de la tribu Sergia, de 30 y (...) de edad, piadoso para con los suyos, está aquí sepultado. Te sea la tierra leve. Enfrente de este lugar hay 20 pies, dentro del campo”.
Hace pocos años apareció en la excavación del actual campo de fútbol un sarcófago de plomo, de paredes y tapa lisas, con una longitud de 18 dm . Otros hallazgos de los que tenemos noticias, entre los que se encuentran varias inscripciones, se han perdido o han sido destruidas.
Entre la Sierra Ahillos y la de Chircales hubo otro núcleo de población romana. En él han aparecido tumbas formadas por “tegulae”, fíbulas, cerámicas en terra sigillata, un sarcófago de plomo (que la ignorancia destrozó) y una estela, al parecer sepulcral, con la siguiente inscripción:
La traducción de la misma es la siguiente: “Minicia Moderata hija de Cayo”.
Esta estela (o lápida) se encuentra fragmentada a partir del texto citado, por lo que desconocemos el resto el contenido que, sin duda alguna, debió de existir.
Otro núcleo de población romana debió estar en el Vado Hondo (Venta Espejo), donde se han hallado cerámicas, mosaicos, un togado. piedras de molino, etc..
Lo que parece estar fuera de duda, actualmente, es que la Villa de Alcaudete no fue la antigua “Nunditanum”, que perteneció jurídicamente, según el historiador Plinio, al Conventus Cordubensis, puesto que no ha aparecido ningún resto que así lo indique.
Otras lápidas han aparecido en el Camino Viejo de la Fuensanta, otra en el Corral de Galán; y, en el Cerro de los Burros, en Bobadilla, una estela.
En la Sala 6 del Museo Arqueológico Nacional estuvo expuesta una lapida encontrada en Alcaudete (aunque no se sabe exactamente donde) cuya inscripción es:
En el siglo pasado existía (hoy en día, se desconoce su paradero) una lápida en un cortijo que fue propiedad de la familia Adán. Medía una vara y media de larga y servía de poyo en la entrada del cortijo. Con caracteres muy bien conservados se leía la siguientes inscripción:
Recientemente se ha descubierto una nueva estela, la cual está realizada en granito (?) gris oscuro, de gran dureza, rota por su parte media. La parte inferior conserva un resalte. Superficie pulimentada y sin adornos en la cara que presenta la inscripción y en las laterales, mientras que la cara posterior está desbastada escasamente. Mide 232 x 55/58 x 30/33 cm.. Las letras miden 8 cm. en la primera línea; 7 cm. en la segunda y tercera; 5 cm. en la cuarta y 6 cm. la quinta, con una separación de 1,5 cm. entre la primera y segunda líneas, al igual que entre la segunda y tercera, siendo de 1 cm. en las siguientes. Interpunción normal. Las letras son capitales cuadradas de buena factura, ductus regular y firme. La incisión es triangular y profunda. Las letras llevan terminaciones muy marcadas. La "A” de "FIRMA" presenta nexo con la “M”. Apareció a inicios del año 1988 en las obras de excavación que se realizaron con motivo de la urbanización de un terreno situado al E. del actual Club Polideportivo de Alcaudete a unos 20 m del muro que rodea este complejo. Durante algunos años se conservó una de las dos partes en que se encuentra partida, a unos 150 m del lugar junto a la casa de campo, junto con otras dos losas de iguales características (tamaño, material, pulimentadas por tres de sus cuatro caras, etc.), pero sin presentar ningún tipo de inscripción o moldura visible. Posteriormente fue trasladado todo al Museo Arqueológico Provincial de Jaén. A continuación transcribimos y comentamos. El texto, repartido en cinco líneas, es como sigue:
La posible trascripción sería: P(ublius) Cincivs / P(ublii) F(ilio) SER(gia) Pat / ANILLA P(ublii) L(iberta) FIRMA / POSVIT L(ucii) CINC(ius) P(ublii) F(ilio) / L(ocus) P(edum) CXXX
Y la posible traducción: Publio Cincio Pat, hijo de Publio, de la tribu Sergia. Anilla, liberta de Publio, puso, Lucio Cincivs, hijo de Publio, terreno sagrado de 130 pasos alrededor.
También en el término municipal de Alcaudete han aparecido dos esculturas de época romana: una un togado decapitado y mutilado, de grandes dimensiones y actualmente sito en uno de los paseos de la alameda del cortijo de “Fuente Orbes", al pie de la Sierra del mismo nombre, y que según parece no fue encontrada allí, sin que se sepa exactamente su origen. Esperando hacer en otra ocasión un estudio en profundidad de esta estatua es de resaltar en la misma sus grandes proporciones, muy superiores a las normales, y, en su sencillez, una belleza y armonía de volúmenes realmente extraordinarias.
La otra de Herakliskos o Hércules niño, mutilada en parte, en la que se puede apreciar la clava con la que, según la Mitología, venció a un león, cuya piel se puede apreciar cubriéndole las espaldas. Sobre esta escultura, el padre Recio Verganzones presentó en el XIV Congreso Nacional de Arqueología un trabajo que voy a resumir aquí: en 1964, D. Antonio Ruiz Bermúdez se encontró fortuitamente esta estatua de Heracles niño en una zona cercana a la finca "La Rinconada", muy próxima a la ciudad ibero-romana de Encina Hermosa, perteneciente al término municipal de Castillo de Locubín. La existencia en el mismo lugar de piedras labradas, tégulas, restos de cerámica, etc., hace presumir que la estatua, junto a los otros restos pertenezcan a una villae romana, dependiente de una ciudad cercana. Las dimensiones de la estatua son de 58 cm × 31 cm de anchura máxima. Está realizada en mármol blanco, desprovista de cabeza y algo mutilada de piernas y brazos. Actualmente se encuentra en poder de Manuel Mata Funes.
Herakles, héroe (semi-dios) griego personificaba la fuerza, y era imagen del hombre que triunfa de su destino, según los estoicos. Personificaba también la dedicación al servicio y amparo de la Humanidad. Según la Mitología se dedicaba a los más duros trabajos por el bien público, siéndole atribuidas numerosas hazañas realizadas en numerosos países. Por todo ello se le daba culto en numerosos lugares. El culto a Heracles era frecuente en esta región de la Bética romana, como se demuestran por las numerosas y extraordinarias estatuas del mismo encontradas en Alcalá, Martos, Montoro, etc.. Sin embargo, son raras las de Heracles-niño encontradas en España y en el resto del Imperio romano. Es en el Museo de las Termas de Roma en donde existe otra estatua, en todo parecida a la que estamos tratando, salvo en la colocación de la piel del león que en ambas aparece. En España, solamente en el Museo Arqueológico de Burgos se encuentra una estatua de este dios-niño que pueda comparase a la de Alcaudete. Ante todo esto surge la pregunta de si este Heracles-niño recibía algún tipo de culto. En efecto, era posible que lo tuviese, aunque sólo lo fuese en pequeños santuarios domésticos y locales, y en villas y jardines particulares.
El sarcófago paleocristiano, que actualmente se encuentra en poder de la familia Navarro Alcalá-Zamora, pudo ser encontrado en la zona donde se ubica el actual Parque de la Fuensanta. Puede ser encuadrado dentro de la primera mitad del siglo IV. Además del relieve, que representa al Helios-Cristo (Sol) radiado, se distinguen en él dos escenas bíblicas, una del Nuevo Testamento y otra del Antiguo. La primera es la negación de Pedro, en la que aparece éste mirando a Cristo y señalando el gallo, mientras que Jesús sostiene con una mano un volumen cerrado, y con la otra se dirige al apóstol. En la otra parte se ve al profeta Daniel rezando, sin ropa alguna, y dirigiendo la mirada al profeta Habacuc y los leones. También hay un personaje con barbas que bien pudiera representar a Dios-Padre. Esta pieza escultórica apareció hace bastantes años en un lugar próximo a Alcaudete, no se sabe exactamente donde. Cronológicamente se puede situar entre los años 315 y 325, época en la que se nota una singladura entre lo popular y los clásico.
Existe un puente tardo-romano con reformas medievales de un sólo ojo sobre el río Víboras, cerca del puente metálico ferroviario posterior que aún se conserva en buen estado junto con restos de calzada.
Fuentes: Wikipedia.