FUENTE DE LA VILLA.
En la fuente de la Villa,
un día,
se enamoraron,
el agua que allí salpica,
y los floridos naranjos.
El agua alborotada,
cae al pilar cantando,
el naranjo agradecido,
su aroma le va enviando.
Agua limpia y cristalina,
que nunca cese tu canto,
para que Alcaudete tenga,
cuando pases caminando,
agua siempre cantarina,
con perfume de naranjo.
Aurora Funes Granados. (agosto 2011)